Antes no le gustaba nada coger la pintura, ufffff!, cuando lo conseguimos, al mínimo garabato que hacia le reforzábamos, con el fin de que entendiera que esa conducta era positiva y volviera a repetirla, poco a poco cuando ya toleraba todo tipo de útiles de escritura (pinturas, rotuladores, etc) le fuimos exigiendo cada vez mayor precisión en la ejecución de las tareas.
Las fichas de repasar letras, números, etc., el niño las ejecuta solo y siguiendo la direccionalidad adecuada sin problema, sin embargo su trazo es irregular y no respeta la pauta.
Por lo que había llegado el momento de explicarle la diferencia entre lo que estaba bien y lo que estaba mal; para ello cogí una funda de plástico, introduje la ficha en su interior y con los rotuladores de pizarra imantada le fui explicando a la vez que iba realizando con el rotulador la ficha, "mira, despacito, despacito, por los puntitos" esta letra esta bien (carita contenta), "deprisa, uf! nos hemos salido", esta letra está mal (carita triste), o borramos el trazo incorrecto y volvemos a realizarla bien.
Tras esta sencilla explicación visual le puse una ficha para repasar letras y cual fue mi sorpresa?, no se había salido apenas de la pauta, si tenemos en cuenta que se trata de un niño de 4 años de edad, el cambio había sido sorprendente.
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